En esta octava jornada, caminaremos entre Acumuer y Castiello de Jaca.
Estamos a punto de salir de esta noble población y antes quiero hacer notar la intima relación que se aprecia a simple vista entre Acumuer y los caballos (equus), ¡fíjate! que hasta el nombre se parece.
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En la etapa anterior lo empezamos a notar, ahora ya es evidente.
Para que no haya duda, este precioso relieve en la piedra clave del arco de la puerta de una casa del lugar, sin parangón en ningún otro lugar.
Por otro lado, he encontrado una leyenda llamada del diablo de Acumuer cuyo protagonista es el demonio cabalgando sobre un caballo negro.
Tampoco puedo pasar por alto, los vestigios altomedievales que confluyen en este valle, como en la entrada anterior me recordaba José Miguel Navarro en un enriquecedor comentario. Aquí, enterrados bajo siglos de tierra y olvido, descansan para siempre, bajo las piedras del desconocido monasterio de Cercito, los restos del nombrado y rebelde abad Banzo.
Sin mas dilación, salimos desde la plaza de la Iglesia en dirección norte. La senda sigue muy bien marcada en todo el trayecto,
Nos lleva hacia el cauce del ancestralmente aurífero río Aurín (valgame la redundancia) que debemos cruzar. Es la primera dificultad del día, porque no nos queda mas remedio que descalzarnos, por fortuna sus aguas mantienen una temperatura moderada y mas que una incomodidad, la situación acaba siendo una entretenida peripecia.
Nos lleva hacia el cauce del ancestralmente aurífero río Aurín (valgame la redundancia) que debemos cruzar. Es la primera dificultad del día, porque no nos queda mas remedio que descalzarnos, por fortuna sus aguas mantienen una temperatura moderada y mas que una incomodidad, la situación acaba siendo una entretenida peripecia.
Primera subida del día, entre idas y vueltas debemos remontar un desnivel de trescientos y pico metros hasta llegar al collado,
en medio dejaremos un desvío que lleva a la ermita de la Virgen del Pueyo. El museo diocesano de Jaca custodia la preciosa imagen de esta virgen cuyo gesto de ternura resulta inconmensurable.
El valle de la Garcipollera aparece hacia el este y tras una bajada algo vertiginosa, llegamos al abandonado pueblo de Larrosa, con su hermosa y cada vez mas arruinada iglesia románica de San Bartolomé, el lugar no se parece en nada al que vimos hace ocho años la maleza empuja las paredes de las casas cada vez con mas violencia, un enorme árbol ha ocupado el acceso de la entrada a la iglesia.
Seguimos ahora por pista el camino hacia el valle del río Ijuez y la joya de su cabecera: Santa María de Iguacel.
¡Como puede mantenerse tantos años un tesoro tan bello como este pequeño templo! un rayo de escepticismo me lleva a pensar que es mentira, que las piedras de este edificio fueron colocadas recientemente pretendiendo hacernos creer que pertenecen al siglo décimo.
El maestro Antonio García Omedes dedica un excelente trabajo a este impresionante rincón de la historia.
El lugar es ideal para almorzar, con bancos, fuente y paisaje.
Seguimos hacia el este, una nueva subida de unos doscientos metros nos lleva hasta el Serrato Alto. Antes de bajar, a lo lejos contemplamos la torre de la iglesia de san Juan de Cenarbe, como una flecha, que amenazadora apuntase al cielo, en una queja por permitir tanto abandono.
Sin darnos cuenta estamos ya bajando hacia el ultimo valle del día, el que preside el dulce barranco de San Chuan, que recorreremos hasta su desembocadura en el río Aragón.
Cerca ya del fin de etapa, descansamos en la ermita del mismo nombre, que está decorada en un estilo naïf bastante curioso.
En el acceso al valle del Aragón, contemplamos la impresionante curva helicoidal que permite al ferrocarril, ganar la altura que precisa para remontar hacia Canfranc y antiguamente llegar hasta Francia.
Nuestro destino es Castiello de Jaca, de modo que para rematar el día, enlazamos con el Camino de Santiago y por el,
tras cruzar el río Aragón, llegamos hasta el pueblo.
Castiello estuvo poblado ya en época tardoromana y desde su torre vigia, se controlaba esa parte del valle del Aragón y la vía romana que se dirigía al Summus Portus.
Paso tradicional del Camino de Santiago, conserva en su iglesia de origen románico dedicada a San Miguel, una arqueta llamada "de las cien reliquias" que según la leyenda, tuvo que dejar aquí un peregrino cuando milagrosamente empezaron a pesarle de tal modo que ya no pudo con ellas.
El track de la etapa
en medio dejaremos un desvío que lleva a la ermita de la Virgen del Pueyo. El museo diocesano de Jaca custodia la preciosa imagen de esta virgen cuyo gesto de ternura resulta inconmensurable.
Seguimos ahora por pista el camino hacia el valle del río Ijuez y la joya de su cabecera: Santa María de Iguacel.
¡Como puede mantenerse tantos años un tesoro tan bello como este pequeño templo! un rayo de escepticismo me lleva a pensar que es mentira, que las piedras de este edificio fueron colocadas recientemente pretendiendo hacernos creer que pertenecen al siglo décimo.
El maestro Antonio García Omedes dedica un excelente trabajo a este impresionante rincón de la historia.
El lugar es ideal para almorzar, con bancos, fuente y paisaje.
Seguimos hacia el este, una nueva subida de unos doscientos metros nos lleva hasta el Serrato Alto. Antes de bajar, a lo lejos contemplamos la torre de la iglesia de san Juan de Cenarbe, como una flecha, que amenazadora apuntase al cielo, en una queja por permitir tanto abandono.
Sin darnos cuenta estamos ya bajando hacia el ultimo valle del día, el que preside el dulce barranco de San Chuan, que recorreremos hasta su desembocadura en el río Aragón.
Cerca ya del fin de etapa, descansamos en la ermita del mismo nombre, que está decorada en un estilo naïf bastante curioso.
En el acceso al valle del Aragón, contemplamos la impresionante curva helicoidal que permite al ferrocarril, ganar la altura que precisa para remontar hacia Canfranc y antiguamente llegar hasta Francia.
Nuestro destino es Castiello de Jaca, de modo que para rematar el día, enlazamos con el Camino de Santiago y por el,
tras cruzar el río Aragón, llegamos hasta el pueblo.
Castiello estuvo poblado ya en época tardoromana y desde su torre vigia, se controlaba esa parte del valle del Aragón y la vía romana que se dirigía al Summus Portus.
Paso tradicional del Camino de Santiago, conserva en su iglesia de origen románico dedicada a San Miguel, una arqueta llamada "de las cien reliquias" que según la leyenda, tuvo que dejar aquí un peregrino cuando milagrosamente empezaron a pesarle de tal modo que ya no pudo con ellas.
El track de la etapa
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